INTERIOR ACONDICIONADO [instalación]
Instalación. Dimensiones variables
2024
Texto curatorial
Esta instalación se activó mediante una performance que tuvo lugar el día de la inauguración. Puedes ver imágenes de la performance aquí
Al entrar en la instalación Interior acondicionado nos encontramos con un espacio blanco, neutro, conciso y limpio, pero en el que sentimos bochorno. La temperatura de la sala es más alta de lo esperado, generando cierto grado de incomodidad y rechazo. A través de tres rejillas blancas, situadas a diferentes alturas, un chorro aire caliente nos golpea la cintura, la mano, el brazo.
Un sonido constante de motor nos hace aproximarnos al otro lado de la pared, donde encontramos otro espacio en penumbra, separado del primero mediante una cortina frigorífica transparente. En él que nos encontramos una “sala de máquinas” en la que tres aires acondicionados portátiles mantienen una temperatura constante de 20 grados centígrados. Mientras, la sala expositiva se calienta progresivamente debido al propio esfuerzo maquínico. El circuito es contradictorio: para que una sala se enfríe, la otra debe calentarse.
Interior acondicionado invierte un gesto cotidiano y dirige el confort climático a la “parte de atrás”, la que no se ve, la que no se cuida, por la que nadie se preocupa. Así, se hacen evidentes las consecuencias invisibles pero sensibles de la climatización de viviendas, oficinas y lugares de ocio.
Interior acondicionado es una instalación en la que nada se ve y nada permanece. Y es, sobre todo, una experiencia que exige poner el cuerpo para ser vivida.
Imágenes: Roberto Ruíz - cortesía de Espai 19
INTERIOR ACONDICIONADO [instalación]
Instalación. Dimensiones variables
2024
Texto curatorial
Esta instalación se activó mediante una performance que tuvo lugar el día de la inauguración. Puedes ver imágenes de la performance aquí
Al entrar en la instalación Interior acondicionado nos encontramos con un espacio blanco, neutro, conciso y limpio, pero en el que sentimos bochorno. La temperatura de la sala es más alta de lo esperado, generando cierto grado de incomodidad y rechazo. A través de tres rejillas blancas, situadas a diferentes alturas, un chorro aire caliente nos golpea la cintura, la mano, el brazo.
Un sonido constante de motor nos hace aproximarnos al otro lado de la pared, donde encontramos otro espacio en penumbra, separado del primero mediante una cortina frigorífica transparente. En él que nos encontramos una “sala de máquinas” en la que tres aires acondicionados portátiles mantienen una temperatura constante de 20 grados centígrados. Mientras, la sala expositiva se calienta progresivamente debido al propio esfuerzo maquínico. El circuito es contradictorio: para que una sala se enfríe, la otra debe calentarse.
Interior acondicionado invierte un gesto cotidiano y dirige el confort climático a la “parte de atrás”, la que no se ve, la que no se cuida, por la que nadie se preocupa. Así, se hacen evidentes las consecuencias invisibles pero sensibles de la climatización de viviendas, oficinas y lugares de ocio.
Interior acondicionado es una instalación en la que nada se ve y nada permanece. Y es, sobre todo, una experiencia que exige poner el cuerpo para ser vivida.
Imágenes: Roberto Ruíz - cortesía de Espai 19